Ganadería

Mujeres a cargo de la ganadería de Progreso San Mateo

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VALPARAÍSO, ZAC.- En México se tiene un registro aproximado de 300 ganaderías de toros de lidia, pero pocos son tan conocidos como Progreso San Mateo, que ahora es dirigido por cuatro mujeres que luchan a diario para sacar adelante su actividad, sobre todo por la difícil situación por la que atraviesa la fiesta brava, los estragos de la pasada pandemia, la sequía y la inseguridad.

Cuando vemos un toro de lidia en el ruedo, no se tiene idea de todo lo que implica la crianza de la raza brava, de cómo un ganadero tiene que lidiar a diario para salir adelante y no dejar caer una actividad económica tan importante. Y más que un trabajo, una tradición y cariño por los toros de lidia.

En 1955 fue fundada la ganadería de Progreso San Mateo, en el municipio de Valparaíso. Un gran esfuerzo de Don Felipe Ortiz que comenzó con un semental y por ello que ahora su fierro tiene como insignia un signo de interrogación, “porque no sabía si saldría adelante con la ganadería brava”, cuenta su nieta Alejandra Ortiz.

Relata que la actividad de su abuelo comenzó cuando los Llaguno, familia que llevó los toros de lidia a Valparaíso, se mudaron del municipio a otras tierras, y fue cuando le vendió un toro a Don Felipe.

En 1955 se fundó la ganadería de Progreso con Don Felipe, quien al fallecer dejó la responsabilidad a su hijo Francisco Ortiz, mejor conocido en el mundo de la ganadería graba como “Kiko”.

Alejandra es la mayor de la casa: Ella junto con sus dos hermanas y su madre ahora son quienes se hacen cargo de la ganadería, luego del fallecimiento de Kiko, el año pasado (2022). QPD Francisco Ortiz Navarro.

Por fortuna para ellas, Kiko les heredó el amo a la crianza de los toros bravos y él como hacer fructífera esta actividad tan difícil en estos tiempos.

Las complicaciones

A raíz de la cancelación de las corridas de toros en distintos estados del país, la actividad para los ganaderos de toros bravos ha sido difícil de sostener y cuenta Alejandra que se han visto en su ganadería bastantes afectadas, ellas y un gran número de personas que se involucran en cada corrida.

Aunado a las cancelaciones, la pasada pandemia remató con muchos de los ganaderos, dijo.

Otros dos factores que les preocupan a ellas como ganaderas son las temporadas de sequía en la zona y sobre todo la inseguridad que no les permite realizar ventas como años anteriores.

“Es difícil en la actualidad mantener un ganado bravo, mucho más para nosotras como mujeres, pero no es imposible”, expresa.

Dijo que ella junto con sus hermanas y madre están al pie del cañón, “y vamos a seguir con está tradición que nuestro bisabuelo y nuestro padre nos dejó”, comenta.

Recuerda con cariño como criaban los toros huérfanos, para luego soltarlos al campo, donde permanecen de cuatro a cinco años, hasta que están listos para llevarlos a la plaza y enfrenten su destino.

En comparación al ganado de engorda y lechero, que se encuentra encerrado, los toros de lidia de esta ganadería se encuentran libres en 300 hectáreas.

Un ganadero regularmente separa su ganado y la principal función es para tener el semental junto con las vacas y seguir con la línea que el ganadero pretende, y cuando los becerros crecen no tengan un apareamiento con sus madres o sus tías, y la bravura o casta se degenere.

En el rancho hay potreros para tener el ganado separado, además de alimentar a los animales en sus diferentes etapas de crecimiento.

“Muchas cosas de las que aprendí obviamente fueron de mi padre, y mencionaba que el toro mexicano le gustaba mucho más que el español, porque son más cortos, anchos y nobles, y el español, es más alto, erguido y más delgado, por eso que son más peligrosos”, explica la también licenciada en educación.

“El toro mexicano siempre que enviste lo hace con sutiliza y nobleza, siempre agacha su cabeza y su cornamenta hacia abajo y al momento de envestir se humilla. Una característica muy bonita en comparación al toro español”, remata.

De la venta del ganado, dijo que el empresario prefiere toros para corridas. Se busca a los machos y algunos novillos para festejos más pequeños como son las novilladas. Pero la máxima fiesta es la corrida de toros

Hay muchos proyectos, dice Alejandra, y comenta que el principal es seguir con el legado que desde con mi bisabuelo viene, y ser de la mejor ganadería que se tiene en el territorio mexicano.

 

 

EL DATO

En México está prohibido explícitamente celebrar corridas de toros en los estados de Sinaloa, Guerrero, Coahuila y Quintana Roo. El estado de Sonora reculó, y en la Ciudad de México (CDMX) una suspensión temporal, se ratificó como permanente, mientras continúa la discusión.

La crianza de toros de lidia en México se lleva a cabo en 200 mil hectáreas, en donde hay entre 190 mil a 200 mil cabezas de ganado, es una de las razas puras de mayor historia en el país, con 120 años de registro y 500 años de explotación, desde la llegada de la Conquista.

La raza de lidia está formada actualmente por cinco castas fundacionales (Gallardo, Vazqueña, Cabrera y Vistahermosa) y cerca de 20 subpoblaciones o encastes dentro de estas.

GANADERÍAS POR ESTADO

  • Aguascalientes 10
  • Baja California Norte 1
  • Campeche 2
  • Ciudad de México 2
  • Coahuila 4
  • Durango 3
  • Estado de México 12
  • Guanajuato 34
  • Hidalgo 15
  • Jalisco 34
  • Michoacán 10
  • Nuevo León 9
  • Puebla 6
  • Querétaro 32
  • San Luis Potosí 12
  • Tamaulipas 3
  • Texas 1
  • Tlaxcala 38
  • Veracruz 1
  • Yucatán 3
  • Zacatecas 16

Historia

El fósil más antiguo provisto al menos de cuernos, data de hace 70 millones de años (en el plioceno), su nombre zoológico, es: bos-planifrons. La especie de la cual provienen todos los bóvidos, es la del bos brachyseros, o bos primigenius, misma que domesticó el hombre (6000 a 2500 años A.C.). También se le conoció con el nombre de uro, en la era de piedra.

Julio César hace 2000 años, describía a éste animal, como muy peligroso, ligero, bravo, enorme e indómito. Llamado posteriormente por los celtas como aurochs, habitó en Asia Menor, África y parte de Europa, fue una figura sacra y objeto de culto por las antiguas civilizaciones. Así en la Mitología griega aparece en forma de Minotauro.

El uro fue cazado se extinguió en Europa en la Edad Media y es considerado como el antepasado salvaje de todas las razas bovinas domésticas existentes hoy e incluso del toro de lidia actual, que es la raza bovina que mejor conserva sus características.

Si bien el toro desapareció de los bosques de Europa central en el siglo XVII, no sucedió lo mismo en la península ibérica donde el toro permaneció de forma ininterrumpida según los testimonios documentales que avalan que los toros seguían existiendo y que estos

Eran empleados en corridas de toros durante el siglo XIII, como en las fiestas de toros en Cuéllar (Segovia) en el año 1215 o en las fiestas populares de Portugal durante el reinado de Alfonso III en las que se celebraron fiestas y bodas con corridas de toros.

Así pues, el toro de lidia actual puede considerarse el resultado del trabajo de selección efectuado desde principios del siglo XVIII mediante la prueba de la tienta a fin de elegir para su reproducción ejemplares que reunieran ciertas características que permitieran el ejercicio de la lidia.

Nacieron entonces, ya en la segunda mitad del siglo XVIII, las que se consideran las castas fundacionales de las que parten los encastes actuales: Morucha Castellana (Boecillo), Navarra, Toros la Tierra y Jijona (Madrid y la Mancha), Cabrera y Gallardo (El Puerto de Santa María), Vazqueña, Vega-Villar (Utrera) y Vistahermosa, si bien en la actualidad el 90% de las divisas existentes proceden todas de esta última.

Como se sabe y ha sido demostrado por diversos autores, la ganadería más antigua del mundo que aún está en pie es la de Atenco y data de 1522. Sobre estos pilares mexiquenses se soporta la historia de la ganadería brava en México, pues quien trajo por primera vez toros a la Nueva España fue Hernán Cortés con el permiso de Carlos V, sin embargo el toro bravo mexicano, como lo conocemos hoy en día, se debe primordialmente al trabajo y selección de cuatro familias de ganaderos que en el siglo XIX le dieron una personalidad propia a los bovinos criados en nuestro país.

FAMILIA BARBABOSA

Don Rafael Barbabosa Arzate, dueño de las ganaderías San Diego de los Padres y Santín, adquirió también en 1877, la famosa ganadería de Atenco, la cual fue fundada en 1522, por don Juan Gutiérrez Altamirano, primo hermano de Hernán Cortés. Altamirano, pasó la hacienda de Atenco, a los condes de Santiago y barones de Calimaya; quienes a su vez, la traspasaron a la familia Barbabosa. Siendo de ésta manera, que las tres referidas ganaderías, se conviertieron en el tronco común de las antiguas ganaderías mexicanas como fueron San Cristóbal la Trampa, Tepeyehualco, Quiricéo y Piedras Negras.

FAMILIA GONZÁLEZ

Don José María González Muñoz, fundó a mediados del siglo XIX (1874), la famosa ganadería tlaxcalteca de Piedras Negras y con él, inició la dinastía de Los González formada por Lubín, Romaríco, Wilulfo, Raúl y Marco Antonio. Esta es la única ganadería mexicana hasta nuestros días, administrada por una sola familia y que junto con la ganadería de San Mateo, están consideradas, cómo las madres de las ganaderías mexicanas.

El ganadero González Muñoz, adquirió sementales españoles de Pablo Benjumea, Miura, Murube y Marqués de Saltillo, así cómo diez vacas de éste último. Ésta línea es la que ha servido como base de muchas otras ganaderías.

FAMILIA LLAGUNO

Don Antonio y Julián Llaguno González en el año de 1899, fundaron en el estado de Zacatecas la ganadería de San Mateo con treinta vacas criollas y un semental de El Barranco. En 1907, agregaron un semental portugués de Palha, el cual fue obsequiado por su amigo el matador español, Ricardo Torres “Bombita”. Al año siguiente por conducto de su amigo “Bombita”, adquirieron seis vacas y dos sementales españoles, del Marqués de Saltillo (Casta de Vistahermosa). En 1909, don Antonio Llaguno, viajó a España, y personalmente compró diez vacas más, del mismo encaste de Saltillo enriqueciendo así su simiente.

Al estallar la Revolución Mexicana en 1910, los ganaderos del país sufrieron grandes pérdidas a causa dicho movimiento armado. Sin embargo, los hermanos Llaguno decidieron salvar lo mejor que tenían de simiente llevando a la ciudad de México 50 vacas, 2 becerros y 2 sementales línea directa del Marqués de Saltillo.

Las vacas las estabularon en corrales en unos terrenos de Sotelo, y los becerros y sementales, en un departamento ubicado en la colonia San Rafael, en lo que es ahora, la calle de Sadi Carnot. De esta manera y con una gran visión, los hermanos Llaguno salvaguardaron su tesoro bovino, con lo que le dieron continuidad y grandeza al árbol genealógico de San Mateo convirtiéndose en la más prolífica de las ganaderías que hayan existido en México, creando con el tiempo el llamado Encaste Llaguno, el cual ha sido cimiento de una enorme cantidad de ganaderías de nuestro país.

 

FAMILIA MADRAZO

Los hermanos Francisco y José Madrazo García, en 1918 fundaron en el estado de Jalisco, la ganadería de La Punta con 4 vacas de San Nicolás Peralta y dos sementales españoles, uno del Marqués de Saltillo y otro de Parladé.

En 1919, agregaron 50 vientres y 2 sementales provenientes de San Mateo. En 1925, aumentaron su simiente con 10 vacas y 2 sementales de Gamero Cívico (Parladé), así como 42 vientres más y 5 sementales de Campos Varela; en 1940 agregaron dos sementales de Domingo Ortega y en 1945, uno del Conde de la Corte, todos ellos de origen español.

La Punta, ganadería mexicana de tanta fama y prestigio en el medio taurino de nuestro país, regó su sangre en la cabaña brava mexicana permitiendo el nacimiento de muchas ganaderías.

En 1928 se capturó este momento con los ganaderos más importantes de la época; de izquierda a derecha, Juan de Dios Barbabosa y Manuel Barbabosa, de la ganadería de Atenco, Lubín González, de Piedras Negras, y La Laguna. Antonio Barbabosa, de San Diego de los Padres, Antonio Llaguno con su padre, Julián Llaguno, de Torrecillas; Aurelio Carbajal de Zotoluca, Antonio Llaguno, de San Mateo, y Wiliulfo González, de Piedras Negras.

A finales del siglo pasado, varias ganaderías importaron ganado de España con lo que hoy en día se diversificaron los encastes en el campo bravo mexicano.

Información recabada de: https://anctl.mx/historia-del-toro-mexicano/

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